Vuelta al cole. ¿por qué es importante que los más jóvenes recuperen sus rutinas de sueño?

Llevamos semanas anticipándola y al fin ya está aquí: la vuelta al cole. Una vuelta tan deseada por algunos como temida por otros, en las circunstancias actuales…

Pero lo cierto es que después de meses de descanso y disfrute, campamentos, playa o montaña, largas siestas y sobre todo, irse a la cama más tarde de lo habitual, ahora toca retomar las obligaciones escolares y respetar también los tiempos de descanso que nuestro cuerpo pide.

Por ello, desde Sonpura hemos querido aprovechar este post para hablar acerca de la importancia de que nuestros peques (y no tan peques) recuperen también sus rutinas de sueño.

Empecemos por el principio: ¿cuántas horas debería dormir mi hij@?

Según la Academia de Pediatría de Estados Unidos, las horas de sueño recomendadas para niños y jóvenes según edades son las siguientes:

Niños y adolescentes – Horas de sueño recomendadas

• De 3 a 5 años: Entre 10 y 13 horas (incluyendo siestas).
• De 6 a 12 años: Entre 9 y 12 horas.
• De 12 a 18 años: Entre 8 y 10 horas.

Teniendo en cuenta estos datos y suponiendo, por ejemplo, que tengan que despertarse hacia las 07:30 h. , las franjas horarias para irse a la cama serían las siguientes:

Niños y adolescentes – Hora recomendada para acostarse

• De 3 a 5 años: 20:00 h. – 20:30 h.
• De 6 a 12 años: Entre las 20:30 h y las 22:00 h.
• De 12 a 18 años: Entre las 22:00 h y las 23:00 h.

La teoría es esta pero… ¿qué pasa si los jóvenes no duermen bien o no duermen lo suficiente?

Para empezar, aunque parezca obvio, los niños y jóvenes viven diferentes etapas de crecimiento. Eso significa que su cuerpo experimenta constantemente cambios hormonales y físicos que, en gran parte, se culminan durante el sueño.

Así, si bien no duermen bien -porque padecen algún tipo de insomnio o trastorno del sueño, en cuyo caso habría que consultar directamente a un médico- o bien no duermen lo suficiente, pueden experimentar todo tipo de síntomas que afectarán a su bienestar y su rendimiento físico y mental.

Estos van desde la sensación de cansancio y agotamiento, la falta de atención y memoria, la propensión a la irritabilidad o la tendencia a la frustración, por decir algunos de los más comunes.

Además, estudios científicos recientes, relacionan la falta de sueño en edades infantiles con la obesidad, la diabetes y los problemas de presión arterial. Así que sí, este es un tema serio.